Bersuit: crónica de un estallido colectivo en Cosquín

Bersuit debutó en la madrugada en el escenario Atahalpa Yupanqui de Cosquín. Crónica de una celebración.
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Cosquín (por Gabriel Plaza, especial).– Son las cuatro de la mañana y una chica con el poncho blanco coscoíno está cantando ese poderoso estribillo: “Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también”. Alrededor otras miles de personas cantan lo mismo y todos están unidos por un coro colectivo. Fans de la Bersuit y gauchos trasnochadores, que ocupan la Plaza Próspero Molina, no solo están cantando fernet en mano, sino bailando de un lado a otro formando un remolino de cuerpos, que se mueven en oleadas, como una marea gigante, y que estalla con los versos: “si esto no es una dictadura, ¿qué es?. ¿qué es”.

Después de una larga noche en la quinta luna, donde Suna Rocha realizó un tributo a Jacinto Piedra, donde pasó la cantora surera Lucía Ceresani, la magnífica dupla de Pepe Colángelo y Franco Luciani, y la celebración de los cincuenta años con la música de Peteco Carabajal, que convirtió la Plaza Prospera Molina en un patio santiagueño, nada hacía prever, que había mucha más energía del público para el cierre con La Bersuit, que debutó en el escenario Atahualpa Yupanqui.

Lo de Peteco Carabajal con una larga lista de invitados, desde el Santiago Trío con Shalo Leguizamón y Roberto Carabajal hasta su proyecto actual de Riendas Sueltas, fue una noche perfecta, con un cielo estrellado, un concierto completo que recorrió su historia y su presente, y donde recibió el Premio Camín a la trayectoria: máxima distinción que entrega la Comisión de Folklore.

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Fue un gesto de reivindicación para un referente de la música popular argentina -sus canciones están en el inconsciente colectivo de la gente seguidora del folklore, como las de Charly García están en el rock-en un contexto desfavorable, a partir de su posicionamiento político frente al gobierno de Javier Milei.

Lo de Bersuit Vergarabat, debutando por primera vez en el festival, fue otra historia. El grupo entendió rápidamente que tenía que poner todas las cartas sobre la mesa. No se mostraron prejuicios ni temerosos frente a un escenario con tanta historia para el folklore. Ni tampoco forzaron una alianza folklórica adaptando su repertorio, salvo la invitación a Los Nuñez de Misiones, amigos de la banda con los querían que compartir dos canciones: “Perro amor explota”, donde se fundieron las armonías tangueras del fueye de Juan “Pico” Núñez con los riffs eléctricos de las guitarras, y el aire de chacarera de “La revuelta”, una canción que revela los orígenes de Dani, uno de los cantantes.

“Aprendí de folklore toda la vida. La cuestión del rock fue generacional. Mi raíz es Santiago del Estero y el 6 x 8 lo tengo incorporado en mi sangre”, dijo el cantante en el encuentro con los periodistas, antes del show.

Bersuit abrió el concierto con un tema de su veta más pop y rockera como “La soledad” de su álbum La argentinidad al palo. Enseguida conectaron con toda la plaza. Lo anticiparon en la conferencia de prensa: “Vamos a ser nosotros”, dijo Daniel Suárez, uno de los cantantes junto al Condor Sbarbatti. Y así fue. La Bersuit, no le escapó a ninguno de sus clásicos, donde incorpora esa mezcla de estilos -cumbia, murga, huayno, cuarteto- que nutren su adn rebelde, contestario y rockero, y que se reactualiza en el contexto social de la políticas de ajuste de la libertad avanza.

Cuando les preguntaron en la conferencia sobre la utilización de un tema como “Se viene” en el ala de la ultra derecha política, Juan Subirá, compositor del grupo dijo: “El uso de la canción nos da vergüenza, por esa forma de proceder violenta del gobierno. Por suerte, en muchas plazas del país se van repudiar las actitudes sectarias que encara nuestro presidente. Esta es una canción que expresó la oposición al neoliberalismo de Menem en la década del noventa y que ahora reedita Milei”.

Por eso, no fue casualidad, que antes de tocar ese himno de sus conciertos, Dani gritó en el show: “Esta canción es de la gente. Te equivocaste peluca”. El grupo redobló la apuesta en otros de los tramos del show cuando en la pantalla apareció el símbolo del pañuelo blanco y dedicaron “Vuelos”, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, para repetir el lema “Nunca más, nunca más”, en un contexto del cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti en la ex Esma.

La gente respondió a las canciones más encendidas con el grito: “El que no salta votó a Milei” en una provincia donde La Libertad Avanza gana terreno. El grupo fue intercalando el repertorio social con los momentos de agite bailable. El corazón festivo de la plaza se encendió con la cumbia “Tomo” y con la chacarera “La argentinidad al palo”. Hasta hubo revoleo de ponchos de los chicos más jóvenes que estaban en las tribunas del fondo.

El grupo fue regulando la intensidad emocional del concierto. Del éxtasis cumbiero de “Tomo”, a canciones de inspiración rioplatense como “Toco y me voy” y “Negra murguera”.

“Gracias por hacer más grande esta plaza, por compartir esta hermandad entre el folklore y el rock”, dijo uno de los cantantes, sorprendido por la recepción del público de todo el país concentrado en la Plaza Próspero Molina.

Allí estaban cantando las señoras grandes con sus boinas de gaucho y sus mates para aguantar la madrugada, los padres que habían llevado a sus hijos, las pibas y los pibes con remeras de los Rolling Stone, La Renga y Los Redondos, que hacían rondas compartidas de vasos de fernet.

Durante la conferencia un periodista que se definió como tradicionalista los apuró para que dijeran que lo que hacían no era folklore. En el concierto, esas discusiones o devaneos, no se reflejaban en el ambiente del predio, donde se mezclaban naturalmente y sin prejuicios los seguidores del folklore y el rock. Al final, todos compartieron y se sintieron parte de un mismo ritual en canciones bandera como “Un pacto” y “El viento trae una copla”, donde el grupo no solo desnuda una lírica sensible, sino esa conexión con toda la música popular.

“En estos 36 años de trayectoria hemos pisado los escenarios más importantes de rock no solo del país y sino del mundo, pero pisar este escenario es sublime, es importantísimo. Cuando nos enteramos que veníamos nos dio mucho orgullo porque nos sentimos una banda de música popular más allá del estilo”, se sinceró el Cóndor más temprano en la confierencia de prensa. No estaba mintiendo. Solo había que verles la cara de felicidad a todos los integrantes de La Bersuit cuando las autoridades de la Comisión de Folklore subieron al escenario para entregarle a cada uno su poncho coscoíno como una ofrenda, y un saludo de bienvenida de un festival que sigue abriendo su propuesta musical.

Después de los bises del grupo, la gente encaró la calle principal de la ciudad, mientras buscaba un nuevo refugio para seguir la madrugada en las peñas, o se dejaba caer en los cafés abiertos para templar la garganta con un último café con leche con medialunas, como parte de ese ritual que no se transmite por la televisión, y que forma esa atmósfera de agitación permanente, de veinticuatro horas de folklore en continuado, en una ciudad donde parece que nunca se duerme.


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About Post Author

Gabriel Plaza

Ejerce el periodismo musical desde 1992. Fue crítico de música en el Diario La Nación (Buenos Aires), desde 1996 hasta 2019. Sus crónicas musicales se publican en medios como Revista Ñ, Silencio, Página 12, Caras y Caretas, y Anfibia. Fue tercer premio del concurso para Jóvenes Periodistas de Iberoamérica Lazaro Carreter en el año 2000 (BMG Group. España). Es co-fundador de la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM) y uno de los autores del libro Ritual y Ritmo sobre el fenómeno de La Bomba de Tiempo, junto a Humphrey Inzillo, editado por Atlántida (2017). Sus artículos aparecie-ron en publicaciones de la Universidad de La Plata y la Universidad de Guadalajara, México. Es autor del libro sobre la Bomba de Tiempo junto a Humphrey Inzillo. Tiene su pro-grama de música Hora Cero, todos los martes a las 23, en Radio Nacional.
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