Foto: Ricardo Sica
Lautaro Delgado Tymruk es el único actor de “Seré”, una obra de teatro montada sobre el testimonio que Guillermo Fernández -chupado y escapado del centro de detención clandestino Mansión Seré- ofreció en el Juicio a las Juntas.
En este trabajo, que se puede ver los sábados en el Teatro del Pueblo, Delgado Tymruk comparte dramaturgia y dirección con su compañera Sofía Brito. El relato escénico se construye sobre el audio material y efectivo del testimonio de Fernández en el juicio contra los excomandantes.
Es la voz real de Fernández la que se escucha en la sala y al tiempo que se emite desde la consola de sonido es intervenida a través de la simulación, el truco y la magia de la ventriloquía por Delgado Tymruk, que presta su cuerpo a un relato documental que en tiempos de reivindicación oficial de la capucha, la tortura, la desaparición y el asesinato adquiere impostergables resonancias de actualidad.
Delgado Tymruk y Brito montan un dispositivo novedoso que apela a los empáticos abismos del clown y a Buster Keaton, una mesa con luces, un tren eléctrico y una misteriosa evocación del gran escapista Harry Houdini, personalidad admirada por el actor, que al comienzo de la función realiza un acto de escapismo con cadenas creado por el maestro.
“Seré” es un infierno que conocimos todos y vuelve a velocidad de rayo. Montado sobre una actuación precisa y reveladora de Delgado Tymruk, que construye su personaje con indisimulable sesgo arltiano, vestido de traje y camisa oscura, junto al aire, ya de por sí familiar con los personajes del autor de “Los lanzallamas” que porta o pone en juego en la actuación el intérprete.
La poética del espectáculo sumerge al espectador en una atmósfera extrañada, que pudiera funcionar bajo el signo de algún encantamiento mediúmnico, marco que hace posible el tránsito por un relato que materializa las peores miserias de la condición humana a través de una violencia despiadada y estúpida sobre cuerpos inocentes y buenos.
Guillermo Fernández fue secuestrado por un grupo de tareas el 20 de octubre de 1977 de casa de sus padres en la zona oeste del Conurbano y fue llevado encapuchado, fue desnudado, torturado y engrillado en el centro clandestino de Morón dependiente de la Fuerza Aérea conocido como Mansión Seré hasta que pudo escapar.
Foto: Laly Solá
Estudiante universitario de 20 años, el nombre de Fernández surge en una sesión de tortura y su único pecado fue haber tenido militancia de superficie en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) durante los gobiernos peronistas que se extendieron del 73 al 76.
Desde el 20 de octubre de 1977 hasta el 24 de marzo de 1978, lluviosa noche en que con un grupo de otros tres compañeros de cautiverio se fugan del centro clandestino, Fernández, al igual que los que estaban en su condición, sufre los peores vejámenes y violencias a manos de brutos ordenados por un poder demente con claros objetivos políticos y económicos.
La vinculación de Delgado Tymruk con los sucesos de la Mansión Seré surge en 2006, cuando es uno de los protagonistas del filme de Israel Adrián Caetano “Crónica de una fuga”. Lo cuenta así para Negras&Blancas.
“Tenía 27 años, ahora tengo 46, pasaron casi 20. Antes de hacer la película no conocía la historia, no sabía que alguien se había podido fugar de un centro clandestino. De ahí conozco a Guillermo Fernández, que estuvo durante el rodaje y además actúa en la película en una escena que de algún modo tiene consigo mismo, ya que interroga a Nazareno Casero, que hace de Guillermo Fernández”.
En ese filme Delgado Tymruk compone a Carlos García, otro de los fugados la noche del 24 de marzo de 1978 junto a Fernández, el arquero Claudio Tamburrini y el Vasco.
“En 2015 Carlos García, al que yo interpreté en Crónica de una fuga, me invita a presenciar su testimonio en el juzgado de San Martín. Para mí tuvo un efecto muy perturbador, porque lo tenía a 5 metros de distancia y era la sensación como cuando uno sueña que está fuera de su propio cuerpo y se puede ver a sí mismo desde fuera. Era como soñarme despierto, sentía que todo lo que él estaba diciendo yo ya lo había vivido en ese juego de ficción en el que nos metemos los actores. Tuve una especie de ataque de pánico, empecé a temblar, a llorar, había algo que no entendía, una parte mía estaba ahí en ese relato que hacía en el juicio y una parte suya estaba conmigo en mi cuerpo”.
Lautaro Delgado Tymruk cuenta que tiempo después de procesar eso que había vivido se dijo: “¿Qué pasa si tomo su voz y pongo mi cuerpo, si hubiera otra forma de representación de esa historia?”.
Sofía Brito y Delgado Tymruk
-En ese suceso mediúmnico de “posesión” de esa voz sobre el cuerpo del actor que manifiesta la puesta parece estar presente una cuestión clave del trabajo de actuación.
-Hay algo que se abre, ¿quién es el que está actuando?, es una pregunta que me parece interesante pensar y que me llama a distintas reflexiones: ¿quién está actuando si yo pongo mi cuerpo pero estoy usando otra voz cuando la actuación es cuerpo y voz?, se produce una situación en que se crea un tercer cuerpo. “Seré” está atravesada por el pensamiento mágico y por la magia en sus dos aspectos, desde lo alquímico, que tiene que ver con esto del médium, y también por la prestidigitación. Ahí interviene Houdini, que nació un 24 de marzo, que es la fecha en que ellos escapan y también la fecha del golpe. La magia tiene muchas ramas, la ventriloquía es una y lo que hago es ventriloquía al revés; también hago escapismo, que es una de las ramas de la magia. Hago un truco de Houdini al principio y está la fuga de la Mansión como otro truco de escapismo, algo imposible, fugar de un campo de concentración, fugar de la muerte.
-Al comienzo de la obra nombrás la palabra “abracadabra”.
-La etimología de esa palabra dice “iré creando conforme hable”, de modo que al decir estoy creando, esto es pensamiento mágico, también en el sentido de que si lo puedo decir se puede materializar, si pensamos en tener un hijo, uno lo dice, lo sueña, lo imagina, lo fantasea y ese sueño se puede encarnar, o la política que es una herramienta de transformación de la realidad.
-¿Cómo fue el enfoque para trabajar el relato?
-Quisimos desautomatizar la historia, el relato de la dictadura a veces se vuelve museístico, con datos que uno los tiene tan automatizados que de alguna forma pierden su capacidad de interpelarnos y de que la historia traspase las generaciones. Hay algo que tiene que ver con el humor que me parece fundamental tanto en el caso de Guillermo como en la obra. En escena digo que Guillermo es un Groucho que se fugó de la muerte. Cuando digo Groucho estoy hablando de Groucho Marx, que en sus películas con sus hermanos, siempre lograba alborotar el statu quo y traía justicia a la injusticia a través de lo desopilante y lo disparatado y lo ordinario se transformaba en extraordinario.
-La potencia del humor.
-El humor es revolucionario. Desde la actuación tomé como referencia en “Seré” la película “Film” donde Samuel Beckett dirige a Buster Keaton, que actúa casi todo el cortometraje de espaldas. Yo comienzo actuando de espaldas no solo por el juicio sino en referencia a esa película.
También hay algo de la actuación referida al clown, que todo el tiempo está interactuando con el público y rompe la cuarta pared. En “Seré” todo el tiempo se está rompiendo la cuarta pared y todo el tiempo se está rompiendo el sentido; es un trabajo de actuación física, otro punto de contacto con el clown, que nunca pretende ser gracioso, sino que es un personaje al que la situación sobrepasa.
-En términos actorales este trabajo sobre una voz ya grabada impone una conexión absoluta.
-Siempre estudié música y actuación en simultáneo, en la adolescencia tenía una portaestudio de cuatro canales y con eso grababa voces, personajes e interactuaba, hacía experimentos. Esto es un experimento que tiene que ver con ese juego. No es solo la palabra, están la respiración, las toces, los tiempos muertos, el modo de entonación, para mí es un vértigo función a función, es un estado de abismo, entro en una especie de sensibilidad en relación con la voz como si fuera una especie de mantra.
-La obra hace un link explosivo con la actualidad.
-Siempre digo que “Seré” se representa en forma dialéctica en tres niveles: el pasado de Guillermo con sus recuerdos, que es el testimonio de Guillermo en el que relata lo que le sucedió; el presente de Guillermo en su testimonio, sus fallidos, su forma irónica de contestar a los defensores; y también el presente de la escena, la coyuntura que estamos viviendo, el aquí y ahora de los espectadores conviviendo con esta representación en este contexto.
Esto es un diálogo con el público, de modo que el aquí y ahora tiene que ver con la acción. Al final de la obra digo: “hay que actuar” no solo como actor sino como actor social, me corresponde a mí actuar en esta época, me corresponde y nos corresponde actuar en relación con esto que está pasando, actuar en este escenario que estamos viviendo.
Funciones los sábados a las 17 en el Teatro del Pueblo