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Fotos: Nora Lezano.
Noelia Sinkunas toca el piano y el mundo se detiene. Al menos, por un rato. Su magnetismo atraviesa las fronteras de los géneros musicales y las geografías nacionales. Es una pianista de potrero.
“La gente me conoce porque toqué con algún otro proyecto. Tengo mucha pila de tocar, siempre estoy impulsando proyectos. Soy soldado de los proyectos”, dice Noelia a Negras&Blancas. 
Nació en Berisso, en una familia en donde la música es un trabajo pero, ante todo, es una vocación. Toca el piano desde los cinco años y a los 17 se integró al equipo de padre y abuelo acompañantes de tangos. Hoy Sinkunas reconoce que ya hay gente que la identifica por sus propios discos pero sabe que la conocen a partir de tocar con otros. Anoche obtuvo dos premios entregados por la propia comunidad del tango: mejor disco instrumental de cámara, con “Costero criollo”, grabado junto a Milagros Caliva; y mejor disco solista instrumental, con “Unión y Perseverancia”. Fue la única doble ganadora de en el estreno de los Premios Tango Siglo XXI.
“Hace 13 años que toco con Cucuza Castiello, toque 11 años en Alto Bondi, 14 años Cachita’s Now! Apoyo a Galpón B que está hace 15 años. Estoy, estoy y estoy, y me van conociendo de esos proyectos, pero ahora, hace poco también del mío”, explica.
En constante movimiento, luego de dos recitales para presentar su disco, la pianista parte hacia España para girar con YSY A.
En septiembre de 2024 salió su cuarto disco Unión y perseverancia, en el que también va acompañada de amigos, amigas y colegas. Tiene doce composiciones con un listado de invitados que sorprenden: Ricardo Mollo, Leo García, Daniela Herrero, Mocchi, Tomás Llancafil, Alex Musatov y Nana Arguen. El disco suena a futuro y es un paso más en el mundo de exploración musical de Sinkunas.
-Maby Sosa: Unidad y Perseverancia abre con el tema “Tradición” (interpretado por Mocchi) que es casi un manifiesto ¿qué cosas atraviesan este disco?
-Noelia Sinkunas: El disco se fue construyendo por cuestiones de mi vida que fueron pasando con respecto a la búsqueda del hogar, a mudanzas, a preguntas que me fui haciendo. El tema que da inicio, es un poco una pregunta que me fui haciendo durante toda la vida: de sentirme o no parte de algo. Y este disco medio refleja un poco eso. Esa pregunta que tuve siempre: de dónde soy, qué hago, si toco tango, si toco chamamé, si toco heavy metal, toco cumbia. Y en realidad, hago todas esas.
-¿Dónde surgen esas preguntas?
-Siempre hay una especie de voz del deber ser que nos dice que somos parte y a la vez no. Y bueno, eso, arranco el disco con ese tema “Tradición” que hace esa bajada. Y voy pasando de a poco por ciertas músicas que siento que son como antiguas, pero de hoy, hasta ir llevándolas hasta un sonido más “moderno”. Eso mismo que yo vengo pensando, buscando qué es el tango, qué es el folklore, qué es la música popular argentina… Yo siempre hice de todo y este disco sigue un poco esa ideología e intenté que el orden de los temas también vaya por un camino. El primer tema, es “Tradición”, el segundo es “El levante” que es como un tango milonguero tradicional, que parece de otra época. Como llevando ese lugar de la raíz hasta ir buscándole un poquito más lo moderno.
-¿Ese mandato es interno o viene de afuera?
– Siento que viene de afuera. Y que viene un poco también el mundo en que vivimos, que es un mundo capitalista. El mercado hace que todos seamos un producto en la góndola y las góndolas tienen que tener una etiqueta. Frente a eso siempre tenemos que poder decir “yo hago esto”. Y a mí me costó siempre. Si bien, siento que estuve mucho en el mundo del tango, el mundo del tango también son muchos mundos, no hay uno solo. Hay muchos mundos del folklore y hay muchos mundos de la música popular.
– ¿Los géneros de la música popular tienen límites o son más flexibles de lo que pensamos?
– La música popular hace que no tengamos límites. Pero cuando es un tango hay un límite, cuando decimos chacarera o chamamé o vals me pone una estructura. En cambio, la música popular argentina me engloba todo y me puede hasta borrar un poco los límites. O sea, yo puedo hacer aire de algo (aire de chacarera, aire de chamamé), y eso me abre un poco más el panorama. Pero en general, cambia bastante cuando a mí alguien me define como pianista de tango y yo me nombro como pianista de música popular argentina.
-¿Eso cómo se traduce en la industria donde te dicen que ni el tango ni el folklore venden? A pesar de que sigue habiendo músicos en ambos géneros.
-Sí, hay. Pero creo que es un mundo de románticos. Me acuerdo de mi primera clase de Composición en la Universidad de La Plata, la profesora dijo: “Si ustedes quieren comprar un yate, este no es lugar”. Y creo que hay algo en eso de la música que la finalidad no es hacer dinero. Es vivir, es lo que hacés, es como el aire, no sé. Lo hacés porque te sale, lo necesitás para vivir. Y obviamente el poder vivir de esa música y generar un mercado. Porque no es sólo la música, son los bares, son los trabajadores. O sea, se genera un circuito de trabajadores de la cultura que hace que todo se sostenga. Pero siempre desde un lugar genuino, como el amor porque si no, no podés sostenerlo. No hay forma.
– ¿Y qué pasa cuando se genera a gran escala? ¿Se pierde esa esencia?
– Ah ni idea, cuando me pase hacemos otra nota (risas) Creo que hay diferentes circuitos, el mainstream y el under. Yo pertenezco al under y el circuito del mainstream siento que va por otro lado, todo. Los discursos son diferentes, los mecanismos son diferentes. En mi mecanismo de música autogestiva independiente, tocando en espacios autogestivos, clubes de música, de músicos que arman teatros para sostener orquestas como Galpón B, es otro el diálogo. Y la gente que va a ver esa música también es partícipe de gente que escucha folklore, tango nuevo, que apoya artistas y que apoya esos lugares. Hay mucho de eso dentro de todo el país, porque también te toca viajar y encontrarse con lugarcitos que se sostienen gracias a las personas que arman movidas autogestivas. Y esos son los lugares donde me gusta mucho estar. Y tiene otro mecanismo, supongo yo, al del mainstream, tal vez de otra época del folklore, de la canción argentina. Y creo que conviven muchos mundos a la vez. Y hablando del mercado, a veces siento que van pasando diferentes cosas al mismo tiempo en diferentes circuitos. Por lo menos hay un circuito del que no me siento parte y es el del mainstream. Si bien he trabajado con muchos artistas que son del mainstream yo no me siento parte.
– ¿Y los grandes festivales?
– Tampoco. Una vez toqué en el Festival del Chamamé, pero porque Milagros Caliva nos llevó. Y después, en el Festival de Tango acompañé a Cucuza Castiello, y una vez a Amelita Baltar pero a mí nunca me llaman. Tampoco sé si me interesa. Me han llamado más festivales de otros países. En Europa, por ejemplo, el año pasado fui al Festival de pianistas en Ámsterdam y ahora me llamaron para un Festival de Tango en Austria. Y digo, qué loco, porque no me llaman ni festivales de tango ni de chamamé en Argentina, pero me llaman de Austria.
– ¿En esos casos armás un repertorio especial para llevar afuera?
– No, son los mismos temas que tocamos acá, temas míos, todas músicas propias. El año pasado fuimos con Mili (Caliva) y tocamos un poco temas nuestros un poco clásicos del disco Costero criollo.
Noelia cuenta que, según su papá, la anécdota completa es que ella tocaba en una banda y le pidió plata para pagar el sonido que les cobran a las bandas en algunos lugares. Él le respondió que vaya a tocar con él y su abuelo así se ganaba su propia plata. Y ahí, a los 17 años, empezó a tocar con ellos.
-¿Cómo se ha ido integrando la Noelia pianista e intérprete con la Noelia compositora?
– Yo soy hija y nieta de músicos, guitarristas de tango que acompañan cantantes. Entonces de chica, me dijeron “bueno, a laburar”. Y empecé a acompañar cantantes. Siempre compuse canciones, pero en ese momento fue tocar y tocar, pero alimentando mi propia banda. Nunca había dicho, “acá están mis temas”, creo que porque siempre fui parte de una grupalidad. Soy una laburante de la música, soy parte de proyectos o me llaman para tocar, eso sigue estando, pero mi parte compositora está creciendo cada vez más. Eso siento ahora. Me doy cuenta también que hay mucha gente que me conoce por otros proyectos pero que ahora me dicen “me encanta tu disco”.
– Y los espacios vinculados a la composición, ¿cómo se fueron desarrollando?
–Mi primer paso fue mostrar música instrumental y fue como un choque. Lo mostré en mi casa y mi papá me dijo “¿y el cantante?” Porque, claro, como somos músicos que acompañan, lo instrumental no tiene mucho sentido, es como el descanso del cantor. Ahí fue el primer quiebre. Después, cuando hice letras y les mostré en el disco Salve (2022), también fue todo otro momento. Yo soy muy tímida y el piano un poco me tapa, mostrar eso fue un montón. Ahora, el próximo paso creo que es cantar. Y yo canto, pero me da mucha vergüenza y por eso llamo cantantes. Para Salve están Nadia Larcher, Micaela Vita, Tomi Llancafil , un delirio. Siento que no puedo cantar pero también siento que cada vez más me voy aceptando a mí la compositora, a mí la letrista, y a mí la cantante todavía no me acepté, todavía no llegué a ese lugar. Voy, de a poquito, empezando a quererme. Porque me cuesta mucho. La educación musical, o el mundo en que vivimos, que es tan patriarcal hace que pensemos que las formas que tenemos no son válidas y siempre aparece alguien y marca el terreno. Es así. Me cuesta ocupar los espacios, y hace unos años, el transfeminismo y la ola que hubo de feminismo en la Argentina, a mí me ayudó mucho a posicionarme porque siempre estuve muy para adentro. Ahora siento que tenemos que ocupar los lugares y creer que podemos. Muchas veces veo que sabiendo un montón me quedo en el molde y veo gente que con nada se inventan cosas.
El arte, la música, es como un refugio para muchísima gente, ¿cómo es hacer música en estos tiempos?
–Es dedicarle todo tu tiempo a eso que vos querés, es toda tu vida. Y eso es muy intenso porque te ves atravesado por todas estas cuestiones políticas. Eso lo digo yo, que vivo la música y la política juntas. Hay muchos músicos que no. De hecho, he tenido diferentes charlas con personas que dicen “yo no mezclo música y política”, y la verdad es que no lo concibo, no existe eso para mí. Para mí todo es político. Y cada hecho que hacemos es político, hacer música es político, dedicarle tu vida a la música es político. Y para mí es eso un trabajo en el cual la pasión le dedico cien por ciento venga o no venga la remuneración. No importa eso, después se ve, pero vos lo vas a hacer igual porque lo querés hacer. Ante el contexto que estamos viviendo, la música va a salir igual, las composiciones siguen sucediendo y para mí es importante poder seguir haciéndolas. Y como productora, a veces para nuevos proyectos, ayudar a otros a que puedan decir lo que tienen para decir y que puedan grabar, cosa que yo cuando era más chicas no podía.
Me hubiese encantado que haya mujeres productoras que me ayuden en los estudios que siempre son lugares tensos y difíciles. A su vez, el mundo se pone más tenso. O sea, se vuelve de derecha extrema, y tenemos que alzar más nuestra voz. Y dejar registro de las canciones que tenemos, eso es una herramienta política y hay que usarla. Me dan más ganas de grabar más, grabarme a mí, de hacer más canciones, grabar a artistas, estar grabando todo el día, básicamente. Escuché a Lucrecia Martel, que dijo que la cultura es la guerra por las buenas. Estoy en esa, me parece increíble esa frase.
-Y como artista y creadora, cómo analizás ese avance del odio
–Me resulta increíble, pero me parece también que está bueno que salga a la luz qué piensa cada persona. Es lo único bueno que rescato de este momento. Pero a su vez es terrible. A veces me da un poco de miedo, yo tengo miedo por mí, por todos.
En la ceremonia de los Premios Gardel de 2020, Cucuza Castiello y Amelita Baltar junto a YSY A reversionaron algunos temas. Al tiempo, el rapero fue a grabar un video donde Cucuza hacía un ciclo y le gustó. Al poco tiempo llamó a Noelia para que grabara en su disco.
-¿Qué relación tenés con las músicas urbanas?
–Estoy tocando con YSA. Grabé unas cositas y nos juntamos a tocar. Ahora en su show metió tango, entonces tocando con él. Para mí es increíble porque está buena la búsqueda, es algo que yo también pienso en otros estilos, cómo fusionar, cómo agarrar elementos de una cosa, pasarla, está bueno. A mí me gusta entrar, me gusta toda la música y me encanta, probar cosas, aprender cosas de audio, ver qué le gusta al público.
-¿Qué tomás de ahí?
– Me gusta ver qué herramientas del lenguaje musical usan, a mí me divierte todo. Yo saco a veces charlas, y soy como la nerd de ahí y me encanta, me parece espectacular. Me subí a ese tren y ahora estamos viajando a un montón de fechas.
–¿Qué creés que le falta al folklore y qué le falta al tango?
– Al tango creo que le falta más público. Y le falta… Hay muchos grupos de tango nuevo, pero últimamente está muy venida a menos la escena, muy abandonada. Le falta apoyo estatal. Está raro, creo que es la época también en la que están en crisis las grupalidades. Yo soy de la grupalidad, y de repente ahora estoy presentando mi disco, mi música, algo que también me genera un poco de ruido. Soy parte de una escena del tango, más de orquestas, pero ahora está difícil. Y en el folklore, a nivel país tiene mucho más circuito, más movida. En cambio, el tango no tiene tanto lugar en los festivales del país. Hay milongas en todo el país, pero es más reducido. Algunos van a Europa, pero es raro también allá porque hay un montón de grupos que se inventan para viajar y no existen en Argentina. Por ahí acá no tocan pero van allá y tocan.
¿Qué relación tenés con el rock?
–Siempre escuché heavy metal. Siempre escuché muchas bandas de metal de afuera, algunas de acá también. Mi primera banda era de metal progresivo y tengo el sueño de algún momento tener una banda de metal o mezclar todo. En el último disco hay algunos tangos que son medio así, metaleros pero ya va a salir.
Ganadores del Premio Tangos Siglo XXI :
-Disco Orquesta Instrumental
Neotípico. Ramiro Boero Orquesta
Disco Grupo de Cámara Instrumental
Costero criollo. Noelia Sinkunas y Milagros Caliva
-Disco Cantor/Cantora
La noche. Lidia Borda y Daniel Godfrid
-Tango Canción
La inevitable tentación de ir a contramano. Sexteto Fantasma
-Disco Solista Instrumental
Unión y perseverancia. Noelia Sinkunas
-Tango Criollo
Chafalonía. Piraña
-Tango milonguero
D’Arienzo Anticrisis. Tango Bardo
-Tango Nuevas Tendencias
Noche random. Astillero
-Tango Fusión
Gardel. Hernán Jacinto Trío
-Electrotango
Anarcolonga (en vivo). Narcotango
-EP Obras Originales
Tangotrópikas. Gisela Magri
-EP Obras Clásicas/versiones
L’art del tango. Vol 1. Guyot, Gignoli, Delgado y Olalla
Reconocimientos especiales: Víctor Lavallén, Mariana Docampo, Centro de Estudios de Tango de Buenos Aires
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