Venecia, especial para Negras&Blancas (por Isabella Gross).- Hay diferentes modos de la industria de recrear el pasado. La última vez que se evocó a María Callas en la Argentina fue a través de un holograma, con un costoso espectáculo montado en la calle Corrientes sin sustancia debajo de la hojarasca. En el Festival de Cine de Venecia, el cineasta chileno Pablo Larrain, con la estadounidense Angelina Jolie en el rol, mostró (y demostró) un colosal esfuerzo por alcanzar la altura del mito mayor de la ópera.
Con “Maria”, Larraín completó su trilogía de películas biográficas sobre mujeres icónicas de la historia reciente. Dirigió a Natalie Portman en “Jackie” y a Kristen Stewart en “Spencer”. La primera ganó el Oscar por su interpretación, mientras que la segunda fue nominada, pero no se llevó el galardón. Para Jolie es un demorado regreso a las órdenes de un cineasta con voz propia, tal vez desde “El sustituto” (2008), de Clint Eastwood.
La actriz afrontó un intenso entrenamiento de siete meses. Larraín reveló que “trabajó en su postura, estudió la respiración, desarrolló un acento propio de una mujer de mundo y de otro nivel de fama. Luego tomó clases de canto”, que se traducen en la película en la etapa final de la soprano. Para su tiempo de esplendor nada pudo reemplazar al registro original.
“Espero haber hecho algo que esté a la altura de lo que esta mujer merecía”, dijo hoy Jolie a la prensa en Venecia.
La película, que inauguró hoy la competición por el León de Oro, narra la tumultuosa vida de María Callas imaginando cómo fueron sus últimos y solitarios días en París. Jolie explicó que para encarnar el rol se ayudó con el método de la verdadera Callas, que “decía que lo primero era entender la música, ser disciplinada y hacer el trabajo como el autor lo concibió a base de practicar y solo al final puedes permitir que lo personal asome”.
María Callas en la Argentina
La soprano María Callas, a sus 26 años, en 1949, cantó en el Teatro Colón, en dos meses, los protagónicos de “Turandot”, “Norma” y “Aída”, toda una rareza desde la concepción actual de la ópera. Nadie se somete hoy a ese esfuerzo.
Fue en la plenitud del peronismo, que tenía, claro, un proyecto cultural propio para el Colón, espacio simbólico de la clase dominante. Cuando Callas llegó a la Argentina en 1949, no era su esplendor, pero casi. Su tiempo dorado se extendió durante las dos décadas posteriores.
Se convirtió en la soprano mejor pagada y más aplaudida y, en aquel tiempo de la industria musical, aquello no era incompatible con ser la mejor. Se destacaba por su expresividad, por la forma de ligar las frases musicales y engarzarlas con la orquesta y por una formidable capacidad para proyectar su voz.
Nada de aquello, sin embargo, puede apreciarse en forma cabal en el registro del Colón, que recién comenzó a tomar registros sistemáticos en los ’60.
Callas era especialista en el repertorio belcantista y su voz emocionaba. La resonancia de ese efecto puede rastrearse en los registros de la ópera “Norma”, del compositor italiano Vincenzo Bellini, que se corresponde a funciones del 17 de junio y 9 de julio de 1949.
En aquella visita, en la que también interpretó “Turandot”, de Giacomo Puccini, la soprano se despidió interpretando “Aída”, de Giuseppe Verdi. También tuvo una aparición en la gala por el 9 de Julio en presencia de Perón y Evita.
El peronismo, a la medida de un proyecto político que se asumía transformador, naturalmente se propuso políticas que alcanzaron a la programación del Colón.
Más allá de la realización de actos políticos, la inclusión de obras populares, la actividad tradicional del teatro no se resintió.
“Queremos darle carta de ciudadanía al Teatro Colón, como también queremos comenzar a anotar en el stud book de nuestro arte… trabajaremos por ir elevando la cultura de nuestro pueblo que es la verdadera cultura”, dijo Perón, ante el estreno teatral de “El Conventillo de la Paloma”, de Alberto Vacarezza, en 1953, según palabras recogidas por el diario La Prensa.
En el período 1943-1955 se ofrecieron 1035 funciones de ópera –una ligera baja en relación al período anterior y un número inmensamente superior al de la actualidad– y la presencia artistas internacionales de indiscutible jerarquía y perfecta afinidad con la tradición del teatro (además de María Callas, también Erich Kleiber, Herbert von Karajan, Ferruccio Calusio, María Ruanova, Paul Hindemith, Martha Argerich, Leonard Warren, María Caniglia, entre más).
Callas volvió a la Argentina en 1970 para presentar “Medea”, el film de Pier Paolo Passolini en el Festival de cine de Mar del Plata. Lejos de su esplendor, pero como un ícono del espectáculo. En 2023 se cumplieron 90 años de su nacimiento.
Murió en 1977, a los 53 años.
El registro de María Callas en Buenos Aires, de valor histórico, no artístico, gracias a una reconstrucción del Teatro Colón, está disponible aquí.