Foto principal: Zurita Carpio
DF, México (enviada especial).- La música de Fito Páez pertenece desde hace más de cuatro décadas a la vida íntima y personal de millones de argentinos. Sin embargo, una sensación de extrañeza y lejanía se produjo en su primer concierto de 2025, anoche en el Distrito Federal de México: el formato de un concierto gratuito, multitudinario, en un foro de alto valor simbólico y político, como es el El Zócalo de la Ciudad de México, resulta ajeno a la discursividad oficial de nuestro país, en el que hasta los asuntos del arte, la cultura y el pensamiento se postulan atravesados por la lógica del mercado. En ese sentido, Páez realizó en DF un concierto imposible en Buenos Aires.
Además del acceso abierto a la Plaza Constitución en el DF, siete vías de transmisión audiovisual -también abiertas y gratuitas- permitieron seguir en concierto en vivo desde cualquier lugar del mundo. Hasta el listado de temas -que habitualmente se le adelanta únicamente a la prensa- se comunicó forma previa. El concierto se inscribió en la ambición del gobierno mexicano por afirmar el derecho acceso a los bienes culturales y expandir el sentido de apropiación pública del histórico espacio de El Zócalo, que estuvo sujeto a diferentes clases de restricciones desde la represión al movimiento estudiantil de 1968.
Puntual, vestido de rojo, con capa, el rosarino celebró por primera vez su música en El Zócalo, que registro una importante cobertura, aunque no se completó. El repertorio de la noche, que se inauguró con “El amor después del amor”, incluyó obras de sus principales discos.

En el inicio Páez se recostó en la voz de Mariela Vitale y, a medida que su garganta se acomodó, desplegó toda su personalidad ante la magnificencia de El Zócalo, que tuvo su primer gran climax con “Yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Concentrado en su faena, Páez apenas si interrumpió la seguidilla de hits para alguna referencia de contexto precisa para alguna canción. Intentó hablar con su obra, sin declamaciones desde el escenario.
Tras la prosa mordaz de “Al lado del camino”, adaptada al público local, al promediar la noche, el registro del concierto avanzó hacia canciones con una dinámica más vivaz (“Circo Beat”, “Brillante sobre el mic”, “A rodar”).
En el desenlace de la noche Páez propuso un cierre que suele utilizar en sus conciertos en espacios masivos: “Dar es dar”, “Mariposa technicolor” y luego una suerte de comunión con la multitud con las inflexiones de “Dale alegría mi corazón”.
“Mi tarea -aseguró previo a subir al escenario- es que ustedes entren a esta celebración de una manera y salgan de otra diferente”.
La multitud que pobló El Zócalo vivió esa transformación.

Foto: Zurita Carpio.
Páez se presentará en el Auditorio Nacional del DF, el 21 y 22 de enero, y en el Auditorio Telmex de Guadalajara, el 26.
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