Santiago, Chile (enviado especial).- Si fuera posible encontrar un punto del pasado que contenga el germen de la transformación posterior, bien podría establecerse, a modo de hipótesis, si de ópera se trata, que el “El holandés errante” es su expresión posible. Allí Wagner parece incómodo con las convenciones de su tiempo (a las que sin embargo permanece atado) a la vez que queda ubicado en el instante previo la revolución de la acción dramática que va a protagonizar (y que apenas insinúa). Esa hendidura de la historia, acaso imperceptible para los espectadores contemporáneos del título, funciona como un polo de atracción para el director de escena argentino Marcelo Lombardero, con probado linaje wagneriano, y que acaba de estrenar en el Teatro Municipal de Santiago, Chile, su versión de una ópera que se remonta a 1843.
“El holandés…”, justamente por lo ya dicho, constituye un título singular dentro del repertorio wagneriano ya que: si bien pertenece al llamado canon de Bayreuth, es el último título en ser admitido en ese círculo, lo que revela que, desde ese núcleo, se lo ubica en las fronteras y no en el centro de la esencia wagneriana. Si se tomara aquella gracia de Bernard Shaw, que afirmaba que no podría existir nada peor que un perfecto wagneriano, encerrado en su marco de referencias, la versión de Lombardero incluso podría resultar indemne para aquella mirada ya que si bien (re) valoriza el rol femenino de Senta (Wendy Bryn Harmer) no desconoce la tradición, empezando por decidir a una puesta sin interrupciones entre los actos, como pretendía Wagner. Aquella marca era aquella el eco incipiente de una rebeldía frente al teatro de entonces, que luego Wagner iba a potenciar con la ruptura de los números cerrados.
No deja de provocar perplejidad que la dupla argentina al frente de “El holandés…” de Santiago, Alejo Pérez (dirección musical) y Marcelo Lombardero (dirección de escena), encuentre terreno fértil para sus estrenos con mayor facilidad en el extranjero que en la Argentina. Lombardero, que ha sido director artístico del Teatro Colón y del Teatro Argentino de La Plata, acaba de ser designado director artístico de la Compañía Nacional de Ópera y del Estudio Ópera de Bellas Artes, en México, una referencia para la ópera de América Latina en el contexto del profundo proceso político y social que atraviesa ese país. No puede ser mayor el contraste con la realidad local en la que el Estado nacional se propone desarticular toda forma de estímulo a la cultura por fuera de la producción mercantil.
“El holandés…”, entonces, puede ser observado como la víspera de la revolución. Pero desde el punto de vista formal persisten las separaciones de “números”, enlazados en los finales, y empieza sistematizarse el uso del leitmotiv, eslabón de la “melodía infinita” wagneriana. “Están presentes todavia las formas convencionales -afirma Lombardero en diálogo con Negras&Blancas– pero todo está desdibujado. Se genera un trazo lírico constante. No hay final de cada número, de cada aria”.

Es, a la vez, el primero de los “dramas psicológicos” de Wagner. “El agregado de la psicología es fundamental y eso está en la profundidad de la música. Los personajes no sólo se expresan con palabras sino que hay un subtexto expresado por la música. El texto se completa por otro significante que es la música. La música aquí no es un acompañamiento, es un lenguaje. La música es la que narra la historia”, asegura Lombardero.
“Es la invención de la música de cine antes del cine: faltaban más de 60 años para el cine mudo y más de 80 para el cine sonoro, pero Wagner ya planteaba una idea espacial, psicológica, ambiental…”, destaca.
La singularidad de Lombardero, ante otras visiones, es la ubicación relativa de “El holandés…” en comparación con las posteriores Tanhausser (1844) y Lohengrin (1948), que en general se las presenta como más representativas de las novedades que va a termina por imponer Wagner. Por ejemplo, el uso del leitmotiv -a través del que el compositor expresa ideas o remite a situaciones o personajes- es más estructural en los títulos que siguieron a “El holandés…”. Sin embargo, el argentino considera a “El holandés…” como “más revolucionaria” que Lohengrin, lo que también explica su interés en el título
Lombardero, que interpretó como solista en rol de “El holandés” en el Teatro Colón en 2003 (puesta del régisseur Daniel Suárez Marzal), presentó un elenco en Santiago conformado por Ryan McKinny (Estados Unidos, El Holandés); Wendy Bryn Harmer (Estados Unidos, Senta); Vazgen Gazaryan (Armenia-Alemania, Daland); Alec Carlson (Estados Unidos, Eric); Nicolás Noguchi (Chile, Timonel del buque) y Evelyn Ramírez (Chile, Mary). Con la Orquesta Filarmónica de Santiago y el Coro Municipal de Santiago.
El protagónico aparece en el enfoque del director de escena desplazado en favor del rol de Senta. “Tengo una mirada muy particular. Es la historia de Senta, que se enamora de un fantasma. Se enamora de El Holandés y ella necesita un escape y ese síntoma es el personaje de El holandés. Es una historia de un entorno patriarcal, violento, machista, donde una mujer toma un escape. Wagner toma un camino del sacrificio, del amor puro, una especie de crucifixión. Yo tomo otro camino”, explica Lombardero.
FICHA ARTÍSTICA
Dirección musical: Alejo Pérez/Pedro-Pablo Prudencio*
Dirección de escena: Marcelo Lombardero
Escenografía: Noelia González Svoboda
Vestuario: Luciana Gutman
Iluminación: José Luis Fiorruccio
Diseño de video: Giselle Hauscarriaga
ELENCO
El Holandés Errante: Ryan McKinny
Senta: Wendy Bryn Harmer
Daland: Vazgen Gazaryan
Erik: Alec Carlson
Timonel del buque: Nicolás Noguchi
Mary: Evelyn Ramírez
FECHAS PENDIENTES
Sábado 23 de noviembre – 17.00 / Serie Ó2*
Miércoles 27 de noviembre – 18.00 / Serie Ó3*
Sábado 30 de noviembre – 17.OO horas / Serie Ó4*
Un argentino en la Cuarta Transformación
Andrés Manuel López Obrador definió la Cuarta Transformación por primera vez en 2018. Desde entonces se convirtió en uno de los ejes del proyecto político del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que tiene continuidad en México con la presidencia de Claudia Sheinbaum La Cuarta Transformación levanta los postulados de la justicia social y los derechos indígenas, entre más, y también se expresa en el plano de la cultura. En ese contexto el argentino Marcelo Lombardero fue elegido director artístico de la Compañía Nacional de Ópera y del Estudio Ópera de Bellas Artes, en México
“Me interesa formar parte de un proyecto que a la vez es parte de proyecto político, consustanciado con la Cuarta Transformación”, explicó.
“Dirigir la compañía de Bellas Artes es una oportunidad de volver a poner en práctica los tópicos que aplicamos en su momento en el Teatro Colón y el Teatro Argentino de La Plata, para poner en valor, generar producciones de interés y haciendo eje en la construcción de un teatro con una mirada latinoamericana”, agregó
Versión recomendada de “El holandés errante”
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