Los inéditos de Spinetta no se agotan jamás. El ícono del rock argentino dejó más de treinta temas sin grabar oficialmente, pero quedaron sus registros en vivo: con su profunda musicalidad, todos confirman y expanden su creatividad sin límites junto a Almendra, Pescado Rabioso, Spinetta Jade y la jazzera Banda Spinetta. ¿Cuántos Spinetta quedarán por revelarse en sus inéditos?
En la primera parte de este informe -el 15 de enero- se hizo un repaso exhaustivo, a nivel poético y musical, por todas las canciones inéditas de Spinetta que tienen versiones en YouTube. Aquí, el testimonio del pianista Eduardo Zvetelman, quien integró la jazzera Banda Spinetta entre 1977 y 1978. Luego, las experiencias de varios músicos que abordaron los inéditos de Spinetta en los últimos años: el bajista Fabián Spampinato, el guitarrista Guillermo Arrom con la banda A 18 minutos, la cantautora Jazmín Prodan y el pianista colombiano de jazz Gabriel Guerrero.
El tecladista Eduardo Zvetelman y Los Espacios Amados de Spinetta
“Tocar jazz rock con Spinetta era muy desafiante. Luis tenía una manera de armonizar muy particular y personal. Era el alma de él”, dice el prestigioso pianista y compositor Eduardo Zvetelman, conectado con 1977 y 1978, cuando integró -a sus 21 años- la segunda formación de la Banda Spinetta, para la cual El Flaco compuso una serie de obras que iban a conformar el hipotético disco Los Espacios Amados. Nunca fueron editadas, pero quedaron registros en vivo de aquellas creaciones -entre instrumentales y cantadas- bajo la inspiración del jazz rock de Weather Report y de Return to Forever.
“Spinetta tenía maneras de armar acordes en la guitarra como nadie: sonaban como Luis. Eran acordes de él, armonías de él. Tenía las ideas muy claras. Yo simplemente lo ayudé a emprolijar y a terminar algunas cosas. Estuvimos un mes trabajando juntos para llegar a los ensayos de la Banda Spinetta”, recuerda Zvetelman sobre aquellas nueve obras inéditas: “Los Espacios Amados”, “Italia Cautiva”, “Estrella Gris”, “Las alas del grillo”, “El turquito”, “Covadonga”, “Tanino”, “Bahiana Split” y el “Tríptico del eterno verdor”.
Eduardo Zvetelman nació en 1957 y a sus 18 años había arrancado profesionalmente en la banda Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre. Hoy cree que Spinetta lo convocó al grupo, en el ’77, quizá por recomendación del gran pianista de jazz Santiago Giacobbe, quien falleció en 2024 y en aquel entonces le pasaba al tecladista algunos trabajos. Y así se integró a aquella segunda formación de la Banda Spinetta, luego de que El Flaco editara el disco jazzero A 18’ del sol (1977).

Banda Spinetta
Zvetelman rememora: “Al resto de la Banda Spinetta la completaban Bernardo Baraj en saxo, Ricardo Sanz en bajo y Luis Cerávolo en batería: ellos dos habían tocado antes con Astor Piazzolla. Tenían mucha más experiencia que yo, que era un nene y sólo había tocado seis meses con Nito Mestre. Luis Alberto Spinetta era muy generoso conmigo. De alguna manera, él tomaba lo que yo podía darle, que era alguna cosa un poco más organizada armónicamente. Yo lo ayudaba muy modestamente a terminar las ideas, a emprolijarlas un poquito, porque algunas estaban muy en carne viva”.
Después de eso empezaron los ensayos en grupo. “Así se empezaron a pulir muchas de esas ideas con el aporte de los otros músicos, que eran buenísimos. Yo era un pichón que aprendía de todos”, prosigue Zvetelman. ¿Cómo se conectaba él con aquellas composiciones, hoy inéditas, de Spinetta? “Me gustaban. Eran muy exigentes para mí, porque en esa época, 1977 y 1978, había que tocar muchas notas y muy rápido. Era el estilo del jazz rock de entonces. De hecho, gracias a Spinetta empecé a escuchar a Gino Vanelli, Chick Corea y Return to Forever, entre otras cosas del estilo”.
El debut de la segunda Banda Spinetta fue en enero de 1978 en el Teatro Pigalle de Mar Plata. Fueron cuatro conciertos y, al poco tiempo, “en abril de 1978, ya estábamos haciendo el ciclo de cuatro recitales en el Teatro Astral, el cual se llamó Los Espacios Amados”, cuenta Zvetelman. Y acentúa: “Yo estaba muy asombrado con todo lo que pasaba. Estudiaba medicina y la dejé para dedicarme a la música. Ese año también empecé a tener mis primeros trabajos a través de Giaccobe, o del mismo Sanz y Ceravolo. Pero Spinetta se enojaba muchísimo con eso. Él decía: ‘Quien toca conmigo no tiene que estar tocando en otros lados’”.
Pero “como Luis hacía sólo conciertos, no shows todas las semanas, teníamos que hacer otras cosas para vivir. Así que yo daba clases; empecé a tocar como sesionista y a aprender la vida del músico profesional”. ¿Qué recuerda Zvetelman de la creatividad de Spinetta dentro del jazz rock? “Luis era muy exigente y se exigía mucho a sí mismo. Se mataba practicando con la guitarra porque sentía que su técnica no era suficiente para lo que quería tocar: para lo que él mismo ideaba. Y así todo tenía la madurez necesaria”, dice.
Y da otro ejemplo: “Spinetta tenía muy buen gusto para hacer los solos de guitarra. Nunca se iba más allá de lo que podían sus dedos. Creaba bellas melodías sin haber estudiado jazz. Tenía una madurez expresiva y sensitiva que te mataba. No hacía falta que hiciera locuras de rápida digitación. Tenía muy claro el concepto de crear melodías en sus solos y, además, propiciaba el aporte de todos en el grupo”.
En sintonía con el jazz rock, aquella era una época “muy barroca, cargada de notas y ritmos complejos, irregulares. El Flaco investigaba con eso, pero no perdía la simpleza -sabe Zvetelman-. Pensemos que era un tipo híper-culto: leía, dibujaba y pintaba. De hecho, yo tengo enmarcado un dibujo que me regaló un día: es una especie de monstruo al que le sale una cosa del pecho, una cosa rarísima. Spinetta era una persona de una riqueza extraordinaria”.
La despedida de la banda “no fue muy agradable”, siente Zvetelman. En el mismo ’78, Spinetta empezó a preparar el disco Only Love Can Sustain impulsado por Guillermo Vilas, quien quería hacerlo entrar en el mercado de Estados Unidos. “Nosotros grabamos los demos de cinco o seis temas -cuenta el tecladista-. Yo pensé que me iba a llevar a grabar a Norteamérica, pero al final no se dio. Yo sé que sus mejores deseos chocaban con las imposiciones de la discográfica CBS. Spinetta fue a Estados Unidos y grabó como sesionista y cantante con músicos de allá. No pudo imponer su personalidad y su estilo”.
Y “cuando volvió de Norteamérica nos avisó que se disolvía la banda: fue un poco imprevisto y me dolió mucho. Luego nos cruzamos algunas veces en SADAIC y no nos volvimos a ver. Le perdí el rastro. Pero aquel año y medio con Spinetta fue inolvidable”.
Los Espacios Amados según Fabián Spampinato
“Pude cumplir mi sueño y grabar y editar Los Espacios Amados”, dice el bajista marplatense Fabián Spampinato, quien años atrás ya había organizado un cuádruple homenaje discográfico a Spinetta: Al Flaco… dale gracias. Como remanente ya personal de aquel emprendimiento, Spampinato editó el 14 de noviembre de 2024 el disco integral Los Espacios Amados, con ocho de las canciones inéditas que Spinetta había dejado de aquel proyecto de jazz-rock del ’77 y ’78: “Covadonga”, “Tanino”, “Tríptico del eterno verdor”, “Bahiana splits”,”Las alas del grillo”, “Estrella gris”, “Los espacios amados” y “El turquito”.
El resultado es esclarecedor: las versiones de Spampinato, junto a un seleccionado de sesionistas, logran abrazar la estética spinettiana de fusión-jazzera de Los Espacios Amados (aquí, por el sello Viajero inmóvil), para traerla al sonido del siglo XXI y, a la vez, remitirla a la época original. “Ya en cada uno de los cuatro discos de Al Flaco… dale gracias había un tema inédito, pero nadie había encarado la grabación del repertorio de la Banda Spinetta de 1977 y 1978”, cuenta Spampinato.
¿Cómo suena Los Espacios Amados versión 2024? Él interpreta bajo, guitarras eléctricas y acústicas, piano Rhodes, pianos, cuerdas de teclado, órgano Hammond, percusiones, voces, programación de baterías y demás efectos. A él se le suman numerosos músicos en pianos, guitarras, teclados, saxo tenor, alto y soprano, flauta, trompeta, baterías y hasta dos coros femeninos generados por Inteligencia Artificial: todos los detalles técnicos están en el Bandcamp del sello Viajero Inmóvil.
Cuenta Spampinato: “Los temas de Los Espacios Amados me conmueven en lo personal. La primera vez que vi al Flaco fue con la Banda Spinetta, cuando yo tenía 16 años, el 22 y 23 de enero de 1978 en un ciclo que él hizo en el desaparecido Teatro Pigalle, de Mar del Plata: tocaron diez días de corrido y escucharlos me volvió loco. Quise rescatar históricamente estos temas inéditos de jazz-rock y de rock progresivo. Era una de las cosas que más deseaban los spinettianos”.
Prosigue el bajista: “Estas obras tienen su complejidad. Por ejemplo, yo adapté el ‘Tríptico del eterno verdor’ para que no durara veinte minutos, como la versión original, sino trece: el estribillo es uno de los mejores de la historia del Flaco. Después traté de respetar las versiones para que la gente sintiera fidelidad con lo que Luis ideó en terreno del jazz-rock”.

Fabián Spampinato
¿Por qué quedaron inéditos aquellos temas? Responde Spampinato: “Yo supongo que se debió a que pasaron muchas cosas entre el final de la Banda Spinetta y el inicio de Spinetta Jade: en el medio estuvo su viaje a Estados Unidos para grabar Only Love Can Sustain y luego ya El Flaco pasó a otras cosas, entre ellas la reunión de Almendra. Pero las obras de Los Espacios Amados habían quedado pendientes. Siento, humildemente, que les pudimos hacer justicia”.
Una de las canciones más bellas de aquel corpus es “Tanino”, cuya letra dice: “No me escribas desde un puerto de tu olvido. Ni me llames con tu boca de tanino. Porque sé que nuestro amor está más allá de la esperanza. Piedra blanca y esmeralda, en el ocaso. Son tus playas las que alumbran el arribo (…) La estrella te descubrirá, y en ti su luz reflejará por fin…”.
Un dato curioso: los tres temas con letra de Los Espacios Amados mencionan a una “estrella”. ¿Cómo lo ve Spampinato? “No es algo casual. Hay un concepto total en esos temas -dice-. Y yo decidí hacer este trabajo por amor a la música, más que nada. Todo esto es muy fuerte para mí. Me asocié al sello Viajero Inmóvil y decidimos editarlo para darlo a conocer. Mi mayor deseo es que los fans y el público en general se conmuevan disfrutando con este rescate integral de Los Espacios Amados de Spinetta”.
La banda A 18 minutos y los inéditos de Spinetta
“Elegimos versionar los inéditos de Spinetta que más nos gustaban”, dice el guitarrista Guillermo Arrom -que acompañó al Flaco entre 1987 y 1993-. Alude a la banda A 18 minutos, que completan Luis Cerávolo en batería, Álvaro Torres en teclados y voz y Pato Resico en bajo y voz. En 2020 grabaron el EP 1néditos, con obras clave de distintas épocas del corpus spinettiano no registrado: “Canción del mago de agua” y “Historias de la inteligencia” (de la ópera trunca de Almendra), “Tanino” (del proyecto jazzero Los Espacios Amados), “Sólo el amor puede sostener”, el instrumental “Para Mario” e “Ixtlán (un tema que quedó afuera del álbum Alma de Diamante, de Spinetta Jade)”.
Cuenta Arrom: “Al principio, en A 18 minutos estaban Andrés Beewusaert en teclados y el mismísimo Machi Rufino en bajo, pero ambos dejaron el grupo por cuestiones laborales. Empezamos tocando todo el repertorio del disco A 18 minutos del sol (que terminamos grabando en 2024) y después empezamos a hacer los inéditos. Elegimos los temas a los que sentíamos que podíamos aportarles algo, para no hacer simplemente covers. De hecho, tenemos versiones para hacer un Inéditos 2, que esperamos también grabar”.

A 18 minutos
Cada tema del disco 1néditos tiene su historia y Guillermo Arrom se implica en ella. A la obra “Tanino”, por ejemplo, la conoció la primera o segunda vez que fue a ver en vivo a Spinetta. “Yo tendría unos quince años -recuerda-. Era 1979 y Spinetta, aún implicado en el jazz rock, se presentaba con Gustavo Bazterrica en guitarra, Rinaldo Rafanelli en bajo y Luis Ceravolo en batería”. Aquel proyecto se llamó Experiencia Demente, llegó a tocar en 1979 en Mar del Plata y también dejaría dos inéditos spinettianos: “El sueño de Chita” y “Ondas y caderas”.
“La siguiente vez que vi a Spinetta -continúa Arrom- fue en el Club Estudiantil Porteño de Ramos Mejía, de donde soy yo, y El Flaco cantó ‘Tanino’. Ese tema me quedó grabado en la cabeza y por eso elegimos versionarlo con A 18 minutos”. En “Tanino”, Arrom encuentra “unos recursos armónicos maravillosos, finos, con su complicación y una melodía exquisita”, dice. Otro de los temas inéditos que grabó la banda A 18 minutos del sol tiene una implicación aún más personal para Guillermo Arrom: “Para Mario”.
En 1987, ya como integrante de la banda del Spinetta solista, Arrom mismo tocó “Para Mario” en el concierto sin público que hicieron en los estudios ATC: al resto de la banda la conformaban Machi Rufino, Jota Morelli, Mono Fontana y Horacio “Chofi” Faruolo. “Escuchá, quiero que toques este tema”, le había dicho Spinetta a Arrom en una sala de ensayo. “Fue un acto súper generoso de Luis -siente ahora el guitarrista-. ‘Para Mario’ era prácticamente un tema solista mío, porque yo hacía la melodía, tocaba el solo y daba las indicaciones a los demás. Fue una sensación muy linda que me lo pasara”.
“Para Mario”, prosigue Arrom, “es un temazo instrumental que Luis le dedicó a un amigo que decía que tenía leucemia. Luego se supo que no era así. Y no lo volvió a tocar”, evoca Arrom. Además de la versión de ATC, existe otra versión en YouTube de “Para Mario”: corresponde al concierto acústico que había dado Spinetta el 26 de enero de 1986 en Barrancas de Belgrano. Allí, la particularidad es que El Flaco tararea la melodía sin letra de “Para Mario”, acompañándose con la guitarra Ovation.
¿Qué se viene para la banda A 18 minutos? El 23 de enero, el día del cumpleaños de Spinetta, un concierto tributo en Bebop Club Uriarte 1658 (Palermo, Buenos Aires). Van a tocar temas del disco A 18’ minutos del sol y también varios de los inéditos de Luis. Cuenta Arrom: “En bajo va a estar César Franov, porque Pato Resico no puede, y se sumará Dhani Ferrón en algunos temas, con la guitarra. Esperamos que sea un gran homenaje a Luis Alberto Spinetta”.
Jazmín Prodan, “Ixtlán” y su conexión con Spinetta
“Yo quiero hacer con vos el tema inédito ‘Ixtlán’, de Spinetta. Fijate cómo lo estudiás”, le sonrió el Mono Fontana -tecladista eterno de Spinetta- a la cantautora y artista plástica Jazmín Prodan, más de una década atrás. “Y fue medio épico -recuerda Prodan, hoy a sus 36 años-: hay versiones en vivo del Flaco, pero son todas diferentes. Tuve que entrenar la oreja para entender a dónde va la melodía de ‘Ixtlán’, porque la progresión armónica tiene una lógica propia. Es una deformidad total”.
El esfuerzo le valió: Jazmín Prodan cantó “Ixtlán” el 5 de agosto de 2014 en la Casa de Tucumán de Buenos Aires, acompañada por el Mono Fontana en sintetizador. Su versión, subida a YouTube, logra captar la prístina energía de aquella obra inédita, inspirada, como el resto del disco Alma de Diamante, de Spinetta Jade (1980), en los libros Viaje a Ixtlán y Las enseñanzas de Don Juan, del antropólogo peruano-estadounidense Carlos Castaneda, quien había deslumbrado a Spinetta entonces.
Cuenta Prodan: “La letra de ‘Ixtlán’ es muy compleja y habla no sólo de Castaneda, sino del mundo interno de Spinetta, que es un misterio. Al principio entré a la canción por lo musical. El Mono Fontana, cuando nos pusimos a ensayar, me fue tirando la posta sobre cómo tocarla en la forma correcta. En 2024, en el espectáculo a dúo Canciones con ruido de magia, dedicado a la obra de Spinetta, canté ‘Ixtlán muchas veces’. Y no me deja de sorprender. El tema es muy difícil de anticipar. Además, son increíbles las palabras que usa y cómo las usa”.

“Mono” Fontana y Jazmín Prodan.
Dice “Ixtlán” en su arranque, sobre una progresión de acordes con séptima aumentada, trecenas y oncenas: “Las cañas se desdoblan en un débil ruido, una vez que el sol las abandona. Los vientos calcinados, respirando sus gritos, callan frente a la luna de piedra. Ixtlán, Ixtlán. Todo está tan bien en torno al viejo muro, más allá del tiempo…”.
¿Cómo lo siente Prodan? “Es una letra muy elevada, con muchos colores en la estructura armónica”. Cuando comenzó a cantar “Ixtlán” en vivo, varios músicos le pidieron: “Pasame los voicings de la armonía”. Pero Jazmín Prodan lo sabía: “Mucho de lo que yo aprendí con el Mono Fontana en 2024 es que Luis no repetía los voicings. Siempre es una fortuna poder tocar ‘Ixtlán’ con él. Cantar a Spinetta es un desafío constante”.
Aquella es una de las muchísimas obras del Flaco que Jazmín Prodan aborda en el espectáculo Canciones con ruido de magia, del Mono Fontana -en teclados y también en guitarra-, “para mantener viva la música de Luis. El Mono respeta las tonalidades originales de cada canción, acorde por acorde. No se puede creer: es un ‘guardamemoria’. Pienso que él me dio ‘Ixtlán’ porque yo vengo más del jazz y de la música contemporánea y sintió que la podía encarar. Pero pasaron un montón de músicos por el proyecto Canciones con ruido de magia”.
La conexión de Jazmín Prodan con Spinetta es también vivencial: “Yo lo conocí gracias al baterista Sergio Verdinelli, de quien soy amiga desde muy chiquita. Hace años, cuando yo tenía veinte años, estaba viviendo en New York. Un día fueron a tocar allá con Spinetta y me invitaron a cenar al final del concierto”. El Flaco se sentó a su lado y nació una férrea amistad que duraría dos años.
Evoca Prodan: “Siempre fue una persona muy amable y amorosa. Después viví en Villa Urquiza, muy cerca de la casa de Spinetta: él me invitaba y me cocinaba. También me pidió que lo llevara en auto a alguno de sus propios conciertos. Tengo un montón de anécdotas maravillosas. Es más, cuando yo me fui a Nueva York para grabar mi disco, le dejé a Luis el piano y algunos muebles en su casa”. Luego hubo una videollamada en común “pero no lo volví a ver. Las cosas siempre suceden por algo. Es un honor haber compartido tanta intimidad con Spinetta”.
“Para Mario”, por el Gabriel Guerrero trío
El tema instrumental “Para Mario” -mencionado más arriba- también tiene un intérprete selecto en YouTube: el pianista colombiano de jazz Gabriel Guerrero, radicado en Nueva York. Junto a su trío, subió el 3 de julio de 2015 su versión de “Para Mario”, llevada al terreno del jazz contemporáneo y del hard-bop. ¿Cómo llegó al tema inédito “Para Mario”? ¿Cuál es la conexión de Gabriel Guerrero con la música Spinetta?
Él responde desde Nueva York: “Hace muchos años que sigo las creaciones de Luis: me han influenciado muchísimo -dice-. Considero que es uno de los grandes genios de la Historia y me rompe la cabeza. Sus armonías nunca son predecibles. En el caso de ‘Para Mario’, hace muchos años vi el video del recital de ATC del ’87 y me di cuenta de que Spinetta nunca había grabado el tema en ningún disco. Y me llamó la atención que fuera un instrumental… y tan introspectivo”.

Gabriel Guerrero
La versión de Spinetta de “Para Mario” “es increíble, pero me pareció que se le podría haber hecho más justicia en el plano del jazz. Yo me animé a transcribirla y le hice un arreglo dentro de mi estilo”. Guerrero analiza: “‘Para Mario’ tiene dos partes. La primera es una especie de vals y luego hay otra parte diferente, más rockera o movida. Son casi dos canciones en una. Yo toco la melodía de la primera parte y luego empiezo a abrir bastante mi improvisación al piano y la del grupo, repitiéndola varias veces. Eso da muchas posibilidades para improvisar”.
Cada vez que toca “Para Mario” en Nueva York, dice Guerrero, “a la gente le encanta, sin saber necesariamente quién es Luis Alberto Spinetta. En algún momento pienso grabarla, y también a otras obras suyas: yo además toco ‘Cielo de ti’, ‘Jazmín’, ‘Ludmila’ y ‘La miel en tu ventana’, todas en versiones instrumentales. La musicalidad de Spinetta se presta para muchísimas cosas en el contexto de un grupo de jazz contemporáneo. Todavía hay mucho por explorar con El Flaco”.
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