“El Nuevo Cancionero» se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país. Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen.”
A lo largo de la historia, aunque se ha intentado insistentemente, resulta hasta la fecha imposible conceptualizar y, sobre todo, clasificar la música popular. La vida era más corta, el nuevo disco de Milo J tira otra vez sobre la mesa el mismo desafío que tiene como resultado el desconcierto. El punto de partida folklórico, el cruce con la música latinoamericana, la forma moderna de construir cada tema, la elección de los y las colaboradoras y una lírica moderna y profunda constituyen un disco fundamental para estos tiempos.
La vida era más corta, su tercer álbum y el primero editado con Sony Music, contiene 15 canciones perfectamente diseñadas que lo posicionan, a sus 18 años, como uno de los artistas más interesantes de su género original, el trap. Fue producido por Milo J, Tatool y Santiago Alvarado. Participan como invitados Cuti y Roberto Carabajal, Trueno, Soledad Pastorutti, Radamel, Silvio Rodríguez, Paula Prieto, AKRIILA, Nicki Nicole, Yami Safdie, Agarrate Catalina y una sorprendente colaboración con Mercedes Sosa .
Ya en 166, su disco anterior, el que fue presentado en el estadio de Morón en 2024, Milo J mostraba cierta inquietud con el trap, y muchas ganas de explorar, no sólo otros sonidos sino también otras narrativas dentro de ese nuevo género musical. En La vida era más corta, el artista musicalmente y visualmente logra convertir esa inquietud es una profunda y hasta dolorosa obra conceptual.
“Tengo unos tatuajes bajo de la piel/ que no cicatrizaron y otros se reencarnan/ no me siento propio y al ver el ocaso/ quise ir más despacio”, dice “Bajo de la piel”, el tema que abre el intenso viaje de Milo J a un conjunto de sonoridades ancestrales que se condensan en una sesión de instrumentos criollos junto a un coro de voces que representan cantos indígenas. El tema de lanzamiento está acompañado por un impactante video dirigido por Teresa Carril filmado en un cementerio de Suncho Corral y Villa Atamisqui, Santiago del Estero. “Todos los que participaron nos vinieron a agradecer y nos contaron que gracias a esta iniciativa ahora el mundo se iba a enterar que esas personas existieron y siguen existiendo en nuestras memorias, en las canciones y en las reuniones”, explicó Milo J en el texto de promoción.
La nostalgia de los versos de “Puente Pexoa” (de Mario Tránsito Cocomarola) que eligió Milo J para abrir “Niño” pocas veces en sus decenas y decenas de versiones transmitió tanta nostalgia como en su voz. Se trata de una de las canciones y videos más conmovedores de la primera parte del disco que abarca once canciones. La voz de un padre muerto hablándole al hijo de su propia ausencia, consolándolo y aconsejándolo contiene tanta tristeza como ternura, dos sensaciones que atraviesan todo el disco de Milo J.
Tras esa potencia de raíz, aparece a pleno la música urbana en “Gil”, tema compuesto e interpretado con Trueno. Luego sigue “Ama de mi sol”, que arranca con los versos de “Giros”, interpretados por Nicki Nicole, quien acompaña a Milo en el tercer tema del álbum que se fusiona con “Solifican12”. Los dos temas proponen un conjunto sonoro que van desde el bossa a los ritmos norteños, pero en el medio se cruza el rap y se oyen las voces de la murga uruguaya.
El aporte femenimo continúa con La Sole en la canción “Lucía”, en la que se aproxima a la historia de su abuela. Pero pronto, en el tema siete, aparece junto a la voz de Milo J, la de Paula Prieto en “MmmM”. El tema cierra con un gran arreglo de violín de base folklórica. Continúa la voz de la rapera chilena Akrilla para “Llora llora” con un autotune en función a esos versos nostálgicos que se apoyan en otros versos pero de la chilena Violeta Parra: “Qué pena siente el alma cuando la suerte impía se opone a los deseos que anhela el corazón”.
El segmento final del disco, que reúne “Recordé”, “Cuando el agua hirviendo” y “La vida era más corta” conforman un abanico sonoro de melodías latinas de Brasil, Colombia, el Norte argentino, Chile y Uruguay.
La parte dos de un disco de raíz
Tras el cierre de los ingenios azucareros en Tucumán y La Forestal en Santiago del Estero miles de trabajadores y trabajadoras dejaron su lugar y se instalaron en el conurbano bonaerense. De ese origen se hace cargo Milo J en el disco La vida era más corta. Identificado con Santiago del Estero de donde era su abuela Lucía y unido a la historia del “interior” del país no sólo trae su raíz musical sino que también reivindica los paisajes poéticos de esa región. Es importante que esto venga de la mano de un artista que viene del trap porque no hubo dentro de otro género, como el rock argentino de la zona (más identificado con los ritmos rioplatenses) y tal vez muy en menos medida en la cumbia, un rescate tan integral y consciente como el que logra Milo J en este disco.
“Para mi familia, Santiago del Estero tiene mucho significado. La abuela de mi mamá, quien la crió, era santiagueña y se vino a los 12 años para Buenos Aires a construir una nueva vida porque allá todo es muy difícil y hay de todo menos oportunidades. Y es por eso que por este medio sigo escribiendo esta historia”, cuenta Milo en la presentación.
Coquito Cáceres era un bohemio de las noches de Santiago del Estero. La historia del cantor meláncolico que una noche simplemente desapareció es conocida para los folkloristas curiosos, y fue elegida por Milo J para abrir la segunda parte de su disco. En los primeros versos de “Zamba para un bohemio y guitarrero” se escuchan en la voz de Radamel, un adolescente de Suncho Corral que Milo conoció cuando llegó a filmar uno de los videos.
La segunda parte del disco de Milo J termina de configurar una obra necesaria, contemporánea y arriesgada para una época musical en la que cuesta encontrar conceptos vinculados a la identidad y lo colectivo. “El invisible”; el tema que graba con uno de sus ídolos musicales, Cuti Carabajal y en el que suma Roberto Carabajal es una toma de posición de la generación de Milo. Aparece allí el desencanto político, el dolor de los márgenes, el destino determinado en una geografía social olvidada.
Dos sueños más quedan para ponerle el broche de oro al disco. La participación de Silvio Rodríguez en una canción triste, hermosa y llena de poesía: “Luciérnagas”, dedicada a su abuela. Allí también une la referencia de la Nueva Trova Cubana con un homenaje a uno de los referentes del Nuevo Cancionero, Hamlet Lima Quintana con la invocación de algunos versos de “Zamba para no morir”.
Para cerrar La vida era más corta, Milo J trajo a Mercedes Sosa. Emociona escuchar hablar a la cantora tucumana un rato antes de comenzar a grabar. El rescate del material fue del productor Afo Verde y había sido grabado en 2006 para un concierto en vivo de La Sole. Cada intervención musical y de efecto aportan emoción a la canción y potencian su poesía. “Canción del Jangadero”, de Jaime Dávalos, fue escrita en 1959 y entre sus versiones más conocidas está la de Eduardo Falú. El final del disco de Milo J no podía ser mejor.
Las canciones están acompañadas por pequeños videos donde se cuentan historias conmovedoras, de la vida real, sin romantización ni estigmatización. Entre las perlas, está la intervención del bailarin Juan Saavedra en el video de la canción “La vida era más corta”.
La vida era más corta es la síntesis de una época y un llamado a salir del aturdimiento, a sentir las palabras, a conectarse con las raíces y en esas raíces con un otro del presente y del pasado. El trap necesitaba dar un salto de calidad y Milo J necesitaba pensar fuera del trap. Pensar el país con su potencial, su arte y su juventud. Ya lo pedía en los 60 el Nuevo Cancionero en su manifiesto, a veces olvidado. Milo J traza un camino de experimentación atravesado de tristeza, pero que finalmente resulta esperanzador.
Milo J se presentará por primera vez en Vélez el 18 de diciembre.
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