El escenario vacío. Radiografía (musical) de la crisis

La recesión económica impacta de frente en la escena musical: las cancelaciones de shows se multiplican. La crisis se ha extendido a artistas consolidados que cuyas convocatorias nunca antes habían sido afectadas. El hecho convive con la persistencia del éxito de venta de las visitas internacionales y una realidad heterogénea en cada provincia. Reflexión y estrategias para la crisis.
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“Atención San Luis, General Alvear y San Juan. Quiero contar que, lamentablemente, por situaciones de costos propios de la situación económica actual las presentaciones no se realizarán (…). Agradezco de corazón que puedan entenderlo y espero que podamos reencontrarnos pronto. La producción y yo les pedimos disculpas por las molestias que pudieron ocasionarse”, dice Jairo, desde un comunicado de prensa, por sus actuaciones previstas para noviembre, suspendidas por la crisis económica.  

La baja en las ventas obligó en las últimas semanas a suspender recitales, giras o espectáculos de Lisandro Aristimuño, Pedro Aznar, Chango Spasiuk o Jairo, por citar algunos casos. “Es una situación inédita en mis cincuenta años de actividad”, afirma el productor cultural Daniel Randazzo. Otro colega, Walter Bordón sólo encuentra una equivalencia con el peor momento de la emergencia social de 2001.

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Ya en el verano el retiro del Estado del apoyo a las actividades culturales había desatado un encadenamiento de suspensión de festivales (Fiesta Nacional de La Chaya, en La Rioja; los Festivales de La Chacarera y La Salamanca, Santiago del Estero; el Fuerte de Andalgalá y la Fiesta de la Vendimia, Catamarca, entre muchos más); pero ahora la escasez parece alcanzar al público que no puede pagar una entrada.

“Atención Río Cuarto, Jujuy, Salta y Tucumán. Queremos contarles que, lamentablemente, por situaciones de costos propias de la crisis actual, las presentaciones no se realizarán (…). Agradeciéndoles su comprensión y esperando reencontrarnos pronto, nos disculpamos por las molestias”, firma, en otro comunicado por conciertos previstos para fines de octubre, Lisandro Aristimuño y 300 producciones.

El escenario vacío.

“Es una situación inédita en mis 50 años de actividad. Hemos tenido, desde los años setenta, muchas crisis económicas, situaciones muy difíciles, que iban repercutiendo directamente en esta actividad. Con Martínez de Hoz, por ejemplo, desapareció el sector de populares, quedaron fuera del sistema. Este sector fue ocupado por la gente que iba a platea. Todo se redujo entonces, de manera considerable, a una minoría de espectadores sin problemas económicos”, dice Daniel Randazzo, productor de un teatro de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires. 

“Está todo muy complicado. Los servicios están cada vez más caros y los bolsillos cada vez más flacos. Hasta julio, más o menos, mal que mal se vendían algunos tickets. Ahora está muy difícil para todos y se suspendieron shows completos por los costos y la falta de ventas”, dice el productor Walter Bordón, desde la Provincia de Chaco, con músicos como Raúl Barboza, Fernando Cabrera o Pedro Aznar en los teatros y salas de la capital de su provincia. 

Bordón, que trabaja desde 1990 en espectáculos, asegura que el cuadro se parece mucho al de 2001 o que es incluso peor. “Todo lo que está pasando es durísimo para varios sectores que viven de la música, desde los propios artistas, hasta diseñadores, iluminadores, sonidistas, prensa, técnicos”.

Jorge Nacer es productor desde hace cuarenta años. Trabajó con Leo Maslíah, Jairo, Jorge Fandermole, Raúl Carnota o La Ferni, entre otros y otras. Desde Buenos Aires, donde reside y trabaja, dice que el momento que estamos transitando es peor que el 2001: “La clase media, en todo su abanico, es quien motoriza la actividad en la música popular, pero la realidad los lleva a elegir, pagar los servicios (luz, gas, expensas) que son prioridad y el esparcimiento queda para otra oportunidad”.

Por eso el productor menciona que asistimos a “una transformación cultural peligrosa” porque estamos asilándonos cada vez más: “Al margen del hecho comercial, ir a un concierto es un momento social, cultural, humano necesario, alimenta, reconforta, alegra, hace bien. Sin embargo, nos atrapan las señales y plataformas y de esa forma abandonamos algo esencial, fundamental, que es compartir, sociabilizar la vida a través de la música”. 

Bordón piensa que, de todos modos, la situación no tiene lógica: en Chaco, en agosto pasado, No te va a Gustar estuvo en La Zona con 3000 entradas a la venta. Randazzo por su lado, reconoce: “Todas las crisis posteriores a 2001 fueron reduciendo aún más los públicos. Los artistas, en su gran mayoría, se refugiaron en espacios de un promedio de 1000 butacas. En Buenos Aires, en la música popular, espacios de 200 lugares como el Tasso o el Café Berlín se tornaron lugares con excelente programación, donde concurren artistas que antes no pisaban espacios de esa capacidad tan pequeña”.

Sin embargo, el productor, insiste: “La crisis que nos atraviesa hoy, es la peor de todas, está en marcha un plan de deterioro total de la clase media, que se va pauperizando a pasos agigantados, y quedan fuera del sistema sin ningún tipo de contemplación. Hoy ya es habitual ver comunicados donde dicen claramente los productores o artistas,  que debido a la situación económica del país, se levantan giras con entradas ya vendidas. Por ejemplo, en nuestra sala tuvimos que suspender a un artista que en los últimos cuatro años no bajó de los 800 tickets. Este año, a una semana de su presentación, llevaba vendidas 67 entradas. Algo insólito, pero real”.

“Queríamos informarles que, lamentablemente, por costos debidos a la situación económica actual que afrontar el país, los shows programados para el 11 de octubre en San Luis y el 12 de octubre en San Juan fueron suspendidos”, dice Pedro Aznar, desde otro comunicado idéntico a los anteriores, por un espectáculo que conmemora los cincuenta años con la música. Lo mismo ocurrió con el espectáculo que Darío Sztajnszrajber y Soledad Barrutti planeaban en Bahía Blanca con sus “Historias de resistencia” para mediados de octubre en el Gran Plaza Teatro.

Randazzo, por su lado, se entristece: “Todos estos son hechos que te hacen repensar la actividad y tomar conciencia verdadera de la gravedad de la situación. Estamos navegando en un barco rumbo al abismo, y es imposible revertir a corto plazo esta gravísima situación. Vivimos una tragedia en este sector, al que se le quita todo tipo de apoyo, y la ecuación recaudación – costos no cierra de ninguna forma. Lo que pedimos es salud y respeto a los artistas que sostienen su trabajo a capa y espada”.

Estrategias de salida

Marcos Pratto es productor desde hace quince años, vive en Unquillo, Córdoba, y trabaja con artistas como Peteco Carabajal. Dice que la única manera de afrontar esta crisis es con la salida colectiva. “Creo que tenemos que poner un poco de cada uno, desde el productor local, que espera en su ciudad o pueblo hasta el artista, los managers, las empresas de técnica que se encargan de la iluminación, el sonido o las imágenes, la prensa, la publicidad, los medios, para que todos podamos seguir trabajando y que la gente pueda pagar una entrada y disfrutar de la cultura que tanto se necesita”. 

Silvia Majul, referente de prensa de la música popular, con treinta años de trayectoria entre Buenos Aires y Córdoba, asiente, con su tonada del otro lado del teléfono: “Esta coyuntura y su crisis repercutió de distinta manera de acuerdo a las provincias de Argentina. Aquí en Córdoba no se suspendieron los recitales de Pedro Aznar, Lisandro Aristimuño o Jairo. La pena de José Luis Aguirre en el comedor universitario estuvo a tope con 5.000 personas. Pronto estará Liliana Herrero y Raly Barrionuevo y tenemos buenas repercusiones”.

La comunicadora –un poco más optimista— refirió que hay que repensar la manera de producir y comunicar, de manera independiente, porque falta educación cultural, más allá de la cuestión económica que también repercute. “De hecho, este año pegamos afiches en la facultad o fui con un artista a una radio que solamente la escuchan los presos. Nos quedamos sin radios nacionales o un pasaje para un artista en Cultura, por lo que se fue modificando la dinámica también. Teresa Parodi se vino con sus nietos en auto a Córdoba. Se entiende la crisis y que la gente pueda pensar en cómo solucionar su tema de salud o comprar un pan dulce para fin de año que comprarse una entrada para un concierto pero tenemos que volver a las raíces. Hay muchos escenarios que están vacíos pero otros que se están llenando o construyendo”.

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About Post Author

Tamara Smerling

Periodista y Escritora. Doctora en Ciencias Sociales. Magister en Periodismo, hizo posgrados y diplomaturas en Comunicación, Gestión de Medios, Industrias Culturales y Ambiente. Escribió Un fusil y una canción (junto a Ariel Zak), La otra pantalla. Educación, cultura y televisión, y Serrat en la Argentina.
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